sábado, 15 de mayo de 2010

La noche de un día duro

La cálida brisa de la mañana soplaba entre lo que hacía unos días era una aldea próspera, nuestros héroes avanzaban entre la devastación observando todo a su alrededor mientras se dirigían a lo que parecía una taberna, el único edificio más o menos sano.

Turok observaba el asentamiento con una mezcla de horror e ira mientras trataba de obtener toda la información posible, observaba las tiendas y sus daños que curiosamente eran mayores en aquellas destinadas a servir de almacén, observaba al herrero maldiciendo por la desaparición de sus bienes y observaba a los afanados Tauren retirando los últimos cadáveres los cuales curiosamente no habían sido desposeídos de sus objetos de valor.

Cruzaron el umbral de la taberna en busca del anciano del asentamiento con la esperanza de averiguar algo mientras Aldarisia sin decir nada seguía por otro camino.

-Isha, anciano. ¿Dónde está el sabio de este pueblo?

-Esta ante tus ojos joven Tauren, soy Jorn Videncielo

El anciano reposo su mirada sobre la orca y con cierto desagrado sobre Eidorian que cruzaba la puerta seguido de Idnaar. Nuevamente fijo su vista sobre Radna.

-¿Sois vosotros a los que envía la guardia?

Pregunto con cierto alivio antes de verse interrumpido por Eidorian gritando al aire entre los heridos difícilmente acomodados por todo el local.

-¡Tabernero una cerveza!

Exigencia que fue respondida con miradas de odio debido a su falta de respeto por los heridos y los escasos Tauren sanos que se esmeraban en ayudar en lo que pudieran a sus malheridos compañeros. Id enfadado por la falta de sensibilidad de su hermano en pos de evitar un mal mayor le dio un bofetón de mano vuelta seguido de una advertencia.

-Muestra respeto…

-¿Por qué esto es una taberna no?

La única respuesta del orco fue un enfadado gruñido antes de dirigirse hacia la puerta para hablar con los milicianos que pudiese hallar. Pasada la interrupción Radna respondió al sabio.

-Sí, señor somos de la guardia del cruce … bueno más o menos, algunos son voluntarios. Venimos a ayudar.

-Se os agradece hermanos orcos, aunque ahora mismo la violencia ya no resolverá nuestro problema, mejor descansabais o buscabais alguna ocupación útil que desempeñar si realmente queréis ayudarnos.

-Sobre la violencia, anciano me gustaría saber algo más del ataque a nuestro pueblo.

Añadió Turok. Jorn Videncielo resoplo y con ojos apenados comenzó a relatarle como sin que nadie lo esperase los Jabaespines habían atacado, no parecía que se organizasen ni para matarles ni para robar sus escasas riquezas sino mas bien parecía como si una estampida les hubiese arrollado. Sus ataques no tenían ninguna lógica, no atacaban a los milicianos ni a los más peligrosos, solo a los que encontraban en su camino.

Una voz femenina interrumpió el relato a gritos nuevamente

-¡Eh tu, despojo! Dame ese papel para cigarrillos que tienes

Exigía Aldarisia manchada en sangre probablemente de los heridos a Eidorian, hasta entonces muy ocupado en buscar una cerveza.

-¡Y un carajo!

Fue la cortante respuesta del elfo

-¡Papel, ya!

Exigió la paladina de nuevo mientras Id cruzaba el umbral para ver que diablos era aquel escándalo.

-Si estas menstruando no es mi problema, eso sí deberías ser más cuidadosa y no revolcarte en ello

Fue la burlona respuesta de Eidorian a la que siguió un directo a su cara en cuanto Aldarisia alcanzo la posición para ello.

-Ahora vas a ver furcia

Dijo Eidorian dispuesto a presentar batalla justo antes de verse con un muro verde entre los dos que les levanto por el cuello.

-¡Maldita sea ya basta! No tenéis respeto por los enfermos

Dijo un visiblemente enfadado orco

-Díselo a él, no me da los materiales que necesito para ayudar a los enfermos

Dijo como malamente pudo Aldarisia. Idnaar echo una mirada asesina a Eidorian y nuevamente habló.

-Tú, idiota dale lo que necesita … y ya valio de armar escándalo.

Giro la cabeza hacia Aldarisia

-Y respecto a ti la próxima vez que os peleéis te las vas a ver conmigo…

Sin más los soltó con un bufido y se fue mientras Aldarisia por tener la última palabra replicaba con un “me gustaría verlo”. Cogió lo que necesitaba de Eidorian y se dispuso a marcharse no sin antes decirle unas hirientes palabras.

-Es muy masculino y viril eso de esconderse entre las faldas del orco, sin duda eres el orgullo de nuestra raza.

Tras este incidente, todos dejaron la taberna, Radna y Turok con algo más de información sobre el ataque, Id enfadado y decidido a trabajar en algo para despejar su mente de pensamientos homicidas hacia los elfo y Eidorian con ganas de un cigarrillo fel.

La mañana paso mientras cada unos e dedicaba a sus labores, bien fueran de exploración y búsqueda por las cercanías como en el caso de Turok , bien ayudando en lo que salía al paso como Idnaar y Radna, colabroando en la sanación de los heridos con sus poderes misticos y métodos más mundanos como Aldarisia o bien vagueando en busca de un papel como Eidorian.

El hecho más reseñable de esa mañana fue al inesperada aparición de unos goblins dispuestos a trabajar en la reconstrucción del asentamiento, aparentemente financiados por un curioso personaje, otro goblin cuyas vestimentas eran un cruce entre las de un viajero de las estepas, sombrero incluido y las de un marinero. También era reseñable sobre este ser el arma que portaba a la espalda, una especie de mosquete enano que en el lugar donde habitualmente se ceba la munición llevaba una especie de rueda o tambor.

Durante el medio día descansaron todos para comer y continuaron con sus quehaceres después hasta que en al lejanía se escucharon caballos al galope. El grupo temiéndose lo peor, tomo posiciones defensivas en la entrada Norte pues desde allí en la lejanía se distinguían varias formas a caballo. Ciertamente si eran salteadores humanos la batalla nos e antojaba fácil, pero desde luego no iban a permitir que nada mas le sucediese a los heridos a los que Aldarisia trataba de poner en el punto más alejado del lugar que defendían por su seguridad.

Sin embargo hubo cierta suerte pues no eran una amenaza, resultaron ser una tropa de 6 Forsakens liderada por un guerrero a lomos de un tigre espectral. El convoy era cuanto menos llamativo, no solo por el equipo de gran calidad que portaban en general eclipsados por la elegante túnica de una mujer que llevaba consigo a un niño Quel-dorei y la excelente armadura que portaba su aparente líder.

La mujer y el líder habían sido en otra vida humanos, al igual que el hechicero que les acompañaba vestido con menos opulencia y que conversaba con si mismo en plural, los demás eran elfos o lo habían sido en vida, una enorme Kal ´dorei y un Sin ´dorei acompañados por un tipo misterioso de tamaño medio cuyo cuerpo estaba completamente tapado incluyendo su rostro cubierto por una máscara con forma de calavera.
El líder se decidió a hablar.

-¿Quien de vosotros es el líder?

Dijo mirando con cierto aire de superioridad a aquellos que iban a plantarle cara de haber sido una amenaza.

Eidorian señalo a Idnaar como respuesta lo que llevo al forsaken a una nueva pregunta.

-¿Había alguno de los nuestros entre los cadáveres?

Idnaar desconcertado no sabia muy bien que responder y Aldarisia, segura de que la mujer y el que ahora preguntaba eran alguna clase de nobles forsaken a los que no podía ubicar exactamente y a los que no convenía impacientar hablo.

-No señor, no había ninguno de vuestra raza antes ni después del ataque.

Hizo una mueca de desagrado y vocifero algo en un idioma que ninguno de los presentes entendía. Los hombres se pusieron en marcha y se dirigieron a una zona despejada del pueblo a montar su campamento sin siquiera mirar al comité de bienvenida salvo por el caso de la mujer que con una sonrisa y un leve gesto de su cabeza se despidió.





Nadie tenía claro el papel de los forsaken allí, nadie sabía quienes eran ni por que estaban allí salvo quizás Jorn que tras acercarse a su campamento furibundo y cruzar unas pocas palabras con el que parecía comandarlos se retiro sin decir nada mas.

El grupo cuanto menos parecía efectivo, se habían instalado muy rápido y una vez montadas las tiendas se podía ver a casi todos haciendo rondas por la zona mientras la mujer acomodada en un banco observaba al niño jugar y corretear alegremente por el pueblo. Un detalle curioso es que a uno de ellos nos e le había vuelto a ver desde que levantasen las tiendas, el enmascarado había desaparecido de la faz de la tierra.

Aldarisia viendo al niño solo por aquellas calles se dirigió envalentonada a hablar con su madre, dueña o lo que quiera que fuese la mujer.

-¿De dónde ha salido el crío?

Pregunto sin ninguna clase de cortesía

-Es mi hijo

Respondió con toda la tranquilidad del mundo la no-muerta

-Disculpe pero no soy imbécil, usted no es elfa, no ha sido elfa ni lo será nunca
La mujer torció el gesto ante tamaña impertinencia y respondió.

-Sus padres murieron hace mucho tiempo y mi esposo y yo lo criamos, hablando del cual ha sido afortunada de que no estuviera aquí para verle dirigirse a si a la alta embajadora de su majestad Lady Sylvannas Windrunner Kyrie Darkhell Elleison y esposa del Sumo Ejecutor Darnai Darkhell. Pero no se preocupe, por suerte yo soy más comprensiva que el y se que no tenía mala intención aun a pesar de lo impertinente de su pregunta… Lady…

Aldarisia al escuchar los títulos dudo un segundo pero debido a su educación en Lunargenta rápidamente recupero la compostura.

-Lady Lowenbless, Aldarisia Lowenbless paladina de los caballeros de sangre
Respondió, y en una hábil maniobra para desviar la conversación de su metedura de pata siguió hablando sobre el niño.

-Imagino que será consciente de sus necesidades especiales del niño
Kyrie sonrió con cierta condescendencia

-Llevo ocho años cuidando de el, creo que se como hacerlo.
Aldarisia que por una vez en su vida no sabia que decir trato de termianr con la conversación e irse.

-Bueno, en ese caso si me disculpa…

Lady Darkhell le interrumpió mientras se retiraba

-Disculpa, no sabrás donde habrá por aquí un laboratorio de alquimia por aquí

-No señora, no creo que haya nada así por aquí

Respondió deseosa de alejarse del campamento

-Gracias de todos modos

Concluyo la forsaken antes de vociferar algunas ordenes a sus subordinados que rápidamente le consiguieron unas mesas sobre las que comenzó a desplegar aparatos de alquimista.

Paso la noche tranquilamente mientras que los incansables forsakens montaban guardia, al menso esa noche nuestro héroes podrían descansar, todos excepto Eidorian que privado de su tabaco con piedra fel molida comenzaba a sentir los terribles efectos de la abstinencia. Salió en mitad de la noche desesperado por encontrar sustento mágico, sin poder acudir a los tauren o a sus hermanos que desaprobaban su adicción se encamino hacia el tranquilo campamento forsaken.

Cuanto más se acercaba Eidorian mas podía sentir una fuerza mágica que saciaría su hambre, una fuerza pura como nunca antes había probado, una fuerza que necesitaba y obtendría por cualquier medio, cegado por el ansia , incapaz de pensar irrumpió en una de las tiendas, más concretamente en la tienda del niño.

El grito que siguió a la entrada del asaltante en la tienda despertó a todo el pueblo, reflejaba un dolor agónico más allá de toda comprensión humana y además era de Eidorian.

Idnaar al oír a su “hermano” gritar salió de la taberna en donde descansaba mientras que Aldarisia que le había visto desde la ventana de la enfermería se acercaba hacia el campamento mientras pensaba “ni siquiera tras verlo me creo que sea así de imbécil”. Mientras tanto los forsaken elfos habían cerrado su formación frente a la tienda del niño de donde surgían los gritos impidiéndole el paso al orco que por instantes estaba mas agitado y al borde de comenzar una pelea innecesaria.

Aldarisia, muchísimo más calmada y racional bordeo con disimula los 2 guardias que le cortaban el paso y trato de entrar en la tienda hasta que el mago aparentemente dormido a la puerta se lo impidió.

-Aviso a quien este dentro de que voy a entrar.

Declaro tratando de ignorar al mago que respondió a la afirmación

-Nosotros creemos que no deberías entrar, si definitivamente Nekro no entendemos que podrías querer ahí mas que una muerte segura.

Aldarisia, extrañada pero no desconcertada por el chiflado hechicero respondió sin dudarlo

-Voy a recuperar a ese despojo, le necesito vivo … al menos de momento

-Oh a nostros nos gustaría mucho más a la brasa, si si ardiendo ¡jajajaja! ¿Pero porque sabes que es él?

-Primero porque es idiota, segundo porque es idiota, tercero porque es idiota, cuarto porque es idiota y quinto, por si no lo dije es rematadamente idiota.

-Jajajaja! Nos gustas

Añdio el mago mientras se caia de espaldas de la risa. La paladina cansada de las extravagancias del curioso personaje decidió probar una técnica nueva, ignorarlo y dirigirse a quien estuviera en la tienda.

-Sacad a esa basura de ahí, echadlo fuera de la tienda

Exigencia que fue rápidamente concedida cuando Eidorian con una puñalada en la espalda surgió rodando de entre las telas que cubrían el umbral seguido del enmascarado que le puso un pie encima para que nos e moviese.

-Este despojo ha intentado atentar contra el hijo del sumo ejecutor, deberíamos darle muerte de inmediato por tal osadía.

Aldarisia comenzó una frase para discutirle el derecho o no a vivir de Eidorian cuando se vio repentinamente interrumpida por la voz de alarma dada por el Sumo Ejecutor y algunos milicianos. Según parecía los jabaespines volvían al ataque terminando con la conversación pues el enmascarado se dio la vuelta y entro en la tienda de la que se había esfumado segundos después con el niño.

La batalla comenzó en cuestión de instantes, los efectivos se veían superados cuatro a uno y de no haber sido por los forsaken que luchaban con fiereza, nuestros héroes y el intrépido y curioso goblin no habrían tenido siquiera la capacidad de plantar cara.

Las tropas forsaken luchaban coordinados en la vanguardia, mientras el mago hacia llover fuego incendiando a los jabaespines, el sumo ejecutor y los dos Gurth, doréis, pues así se llamaba a los elfos no muertos, despedazaban Jabaespines con un salvajismo y brutalidad como jamás se había visto en aquellas tierras.

El goblin disparaba con su extraño artefacto que cada vez que con su disparo acertaba aun jabaespín, además de lanzar al pobre goblin unos metros hacia atrás, volatilizaba a la bestia. Una vez le llegaron a alcanzar desenvaino su ropera y al grito de rimbombantes insultos y desafíos comenzó a dar muerte a muchos de sus enemigos.

Por último nuestros héroes hacían lo posible por evitar que los jabaespines accediesen a las zonas en donde había heridos, Rad no daba abasto a disparar a los jabaespines, Id desgarraba carne con su hacha hecho una furia mientras Turok bateaba con su tótem usando a los jabaespines de pelota. Aldarisia invocaba los poderes de paladina para asestar certeros golpes mientras Eidorian machacaba cráneos con su maza.

La batalla se recrudecía por instantes llegando a caer Turok y Aldarisia que rápidamente gracias a las pociones que les entregaba Lady Kyrie eran socorridos por sus amigos mientras el resto trataban de hacer retroceder a los jabaespines.

La batalla así como comenzó llego a su término, con una centena de jabaespines muertos, los forsaken simplemente cansados , nuestros héroes malheridos y muy pocas bajas civiles, especialmente para lo que podría haber sido. Sin embargo el ataque dejo algo claro de una vez por todas, era hora de tomar la iniciativa y acabar con el problema de raíz.

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