miércoles, 16 de junio de 2010

Requiem por un tauren




La tormenta había pasado no sin dejar tras de sí un rastro visible. Casi todos nuestros héroes ,malheridos, se alzaban entre los cadáveres tratando de resistir el dolor por las temibles heridas que habían recibido durante el asalto. Aldarisia buscaba algún jabaespín vivo para tratar de hacerle confesar las razones de este segundo ataque sin obtener por respuesta más que gruñidos típicos de cerdo, mientras tanto Idnaar apilaba los cadáveres para quemarlos y separaba las cosas que podrían servir a los habitantes de Taurajo . Y entre el caos reinante una figura levemente iluminada por el fuego que emanaba de las patas de su montura apareció en la noche.

-Alda, querida por más que lo remenees no va a dejar de pedir piedad …

Aldarisia clavo su vista en la recién llegada y devolvió su atención al jabaespín

-Esta es la piedad que mereces …

Dijo mientras de un tajo rebanaba el pescuezo a la bestia a la vez que en su cabeza seaparecia un detalle que había pasado por alto.

-Lady Selini, ¿acaso habláis el idioma de estos impíos seres?

Tuzah sonrió

-Claro que si, comprendo todos los idiomas

Respondió altanera y satisfecha de que una vez más la hubiesen subestimado

-Pues si tuvieseis la bondad, y no importunase los menesteres que os han traído aquí agradecería que me tradujeseis lo que dicen.

Una sincera sonrisa que ocultaba una tremenda mentira asomo al rostro de Tuzah
-Sera un placer, a fin de cuentas solo vine porque tardabais mucho y no podría perdonarme que nada malo le ocurriese a mi hermanito querido

Aldarisia ignorando la respuesta de Tuzah procedió a interrogar a varios jabaespines de los cuales obtuvo más bien escasas informaciones, solo suplicas de piedad para ellos y sus mujeres y niños. Eso y una vieja leyenda sobre una bruja poderosa y sus hijos masacrando a las tribus del sur.

Desde la lejanía Radna e Idnaar contemplaban a Tuzah y su montura con desconfianza mientra se alejaba hacia el campamento forsaken una vez sus servicios dejaron de ser útiles, sin embargo los pensamientos de desconfianza fueron interrumpidos por el ruido de Turok al desplomarse.

Las heridas del tauren habían sido de enorme gravedad y había cedido ante el esfuerzo de continuar ayudando a los heridos en el ataque, sus compañeros fueron rápido a socorrerle y cargaron con él hasta la enfermería mientras Eidorian seguía buscando entre los cadáveres algo que saciase su sed de magia.

Amaneció en taurajo y los primeros rayos de sol bañaron el poblado, la actividad sin embargo era distinta a la de cualquier día normal, en lugar de cavar en la tierra para sembrar vida esta vez se cavaba para enterrar a los muertos entre los que se encontraba Turok. Sus compañeros aunque le habían conocido recientemente se apenaban por su marcha y permanecían de pie junto al cuerpo del tauren mientras los chamanes le encomendaban a los espiritus y sus compañeros le decían un ultimo adiós recordando su fiereza en batalla, y su muerte honorable defendiendo a su pueblo. Una vez terminaron de despedirse Id con ayuda de Rosadito comenzó a sepultar bajo tierra a tan honorable compañero. Una vez terminase el grupo o lo que quedaba de él debería reunirse para planear con cuidado el próximo paso.

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